Siempre tengo la ilusión
de andar por los corredores
de casas multicolores,
callejón, tras callejón,
hasta el vetusto cañón.
Rematar, con gran festín,
con aroma de jardín,
tomar el popo espumoso
y un tamalito sabroso:
¡ en la plaza de Agustín!.
martes, 1 de enero de 2008
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